El día de hoy es un día diferente, te contamos una historia que si le prestas atención y la aplicas en tu vida, puede hacerte cambiar la forma en la que percibes tu emprendimiento y puede ayudarte a crecer personal y profesionalmente.
Mata a tu vaca
Hace algunos años, en la india, existía un gran sabio y su alumno. Ellos se la pasaban viajando de ciudad en ciudad hasta que un día se toparon con una ciudad en la que se respiraba y notaba la pobreza y las carencias en cada rincón. Sin duda un espacio deplorable y muy gris.
Los viajeros, cansados después de tanto haber caminado, tocaron la puerta en una casa, a los que los recibió una amable familia que de inmediato les ofrecieron alojamiento.
El sabio y su alumno, platicaron con la familia que los recibió sobre la situación actual, a lo que la familia respondió que les iba muy mal económicamente y que si no fuera por su vaca, no sabrían que hacer para mantenerse. La vaca era una vaca grande, fuerte y que producía grandes cantidades de leche, de la cual podían fabricar queso y mantequilla.
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En verdad era el sustento único de la familia que aquellos viajeros habían visitado. Al caer la noche, el sabio y su alumno se hallaban en su cuarto, recostados y apunto de dormir. La curiosidad invadió al alumno y le pregunto a su maestro sobre cómo podía ser posible que la familia viva en las condiciones en las que se encontraba. El maestro le respondió: “Querido alumno, levántate ahora mismo de la cama y ve a asesinar a la vaca”.
El alumno muy sorprendido por las palabras de su maestro, procedió a cumplir la extraña demanda que le habían impuesto. Esa noche se llevó a la vaca de la casa, la llevó a un barranco y la dejó caer de muy alto para que esta muriese por el impacto.
A la mañana siguiente, el sabio y el alumno se despidieron de la familia que los acogió sin decir absolutamente nada sobre la vaca.
El alumno constantemente cuestionaba a su maestro sobre la decisión que habían tomado al realizar dicha acción, pero su maestro se limitaba a ignorar las preguntas de su alumno. Unos años más tarde, los viajeros regresaron a la misma ciudad por la que habían pasado, pero esta vez, hubo un cambio…
El gran cambio
El alumno se sorprendió demasiado al ver aquella casa deplorable en la que se hallaba la familia, ahora convertida en una casa muy bonita y de tamaño considerablemente mayor, donde la adornaban diferentes bienes y reliquias que nunca se habría imaginado que la familia pueda poseer. El sabio y el alumno de nueva cuenta visitaron a la familia, siendo recibidos con los brazos abiertos y sonrisas en el rostro.
El padre de la familia platicaba con los viajeros y estos le preguntaron cómo habían podido alcanzar tantas riquezas, a lo que el padre les respondió:
“Cómo ustedes sabrán, nosotros teníamos una vaca de la cual dependía toda la familia, pero el día que ustedes llegaron, la vaca murió y apareció al día siguiente en un barranco. Cómo nuestra religión no nos permitía comer de la carne de la vaca, nos dedicamos a vender su carne en el pueblo más cercano.
El camino al éxito
Con el dinero que obtuvimos, compramos gallinas que se dedicaron a poner huevos que posteriormente vendimos para comprar cerdos. La carne de esos cerdos nos sirvió para venderlas y comprar semillas que posteriormente usamos para plantar en nuestra tierra y así construir nuestra propia granja, es por eso que logramos mejorar económicamente, y de no haber sido por la muerte de la vaca, nunca habríamos salido de la pobreza”
Así que esta es la historia del emprendimiento, donde tu debes analizar cuál es la vaca que te tiene atrapado en un ciclo de trabajo fijo y que no te permite avanzar. Toma el riesgo y mata a tu vaca para impulsar tu propio trabajo y alcanzar nuevos horizontes que seguramente están esperando por ti.
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